jueves, 1 de octubre de 2009

LOS PRIMEROS FÍSICOS.

Esta mañana en clase, ya nos hemos acercado al pensamiento de los primeros físicos, de aquellos que empezaron a ocuparse de la naturaleza. Mejor de la Naturaleza, con mayúscula, entendida como aquello que aparece, esa realidad que tiene la capacidad en sí misma de crecer (physis>phaino).

La importancia de esos pensadores no está en la respuesta, que puede ser ingenua, simple o extraña. Las preguntas son más importantes que las respuestas concretas. Lo que inicia una nueva época es la búsqueda de una respuesta que sea racional, basada en principios que sean comprensibles por uno mismo y comunicable a los demás. Escapa la respuesta a la voluntad de los dioses o al puro azar. La racionalidad dirige la Naturaleza. Una racionalidad que está en la propia Naturaleza, no en un entidad distinta y trascendente a ella: las respuestas de estos primeros filósofos son inmanentes. El origen de la realidad está en esa realidad. Destaco, por su importancia, la respuesta de Parménides: el verdadero conocimiento sólo es producto de la razón, y esa razón debe imponerse a lo que percibimos con los sentidos. Porque el ser es y no puede, de ningún modo, dejar de ser, y el no-ser no es y no puede, de ningún modo, llegar a ser. Si eso es así, una percepción de lo que cambia, de lo que llega a ser porque aún no lo es, es imposible: el ser es siempre y todo, nada hay en el ser que aún no-sea. ¿Lo entiendes?

Mucho más hay que decir... pero será en otro momento.

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